Este pueblo en su expresión construyo una gran catedral, guiado por el Párroco Juan Francisco de Castro, únicamente por simples maestros obreros, que poseían el ingenio para el cálculo matemático y a la vez de sus líneas sublimes, fue y será donde nuestra población se postrara para rendir tributo a nuestro Creador, en agradecimiento por los favores recibidos.
En 1978 el Padre agustino Fray Isidro Leiva hijo de Belén, al contemplar la muchedumbre de feligreses, imposibles de albergar en el templo por sus escasas e imprevistas dimensiones, dado al progreso de aumento en población, ordena evocar de inmediato la ampliación de la parte posterior del existente, para poder abrigar a toda su feligresía, ya reformado y adornándolo con imágenes coloniales obras de los pintores émulos de Arce y Ceballos, con sus marcos cubiertos de Oro, con su estilo plateresco como la primer imagen de la Virgen con el niño en brazos y sosteniendo en una mano una rosa roja.